Reunir a dos veteranas del cine francés es el principal encanto de El reencuentro (Sage femme, 2017), sexto largometraje del cineasta Martin Provost y carta fuerte de la edición 21 del Tour de Cine Francés. Se trata de las dos Catherines, la bella de día, bella de noche y bella por siempre Catherine Deneuve y esa dama elegante y de fuerte presencia que es Catherine Frot.
La historia, escrita por el director para el lucimiento de ambas actrices, no es precisamente un relato acerca de la amistad entre mujeres, es más bien la colisión de dos extrañas con un pasado compartido. Claire (Frost) se dedica a asistir partos, como refiere el título original de la cinta, una actividad en extinción que amenaza su futuro laboral. Con una severa rutina, una vida austera y un hijo estudiando medicina no hay en su existencia espacio para otras emociones.
Beátrice (Deneuve) es el caos andante, la vida bohemia, las noches de apuestas, la ropa de marca y un abanico de vicios. Con un tumor cerebral a cuestas, Beátrice irrumpe en la vida de Claire en busca de amor y compañía para los últimos días. Los vínculos existentes en este universo femenino se van revelando. En el pasado que las une, tres décadas atrás, Beátrice fue amante del padre de Claire, célebre campeón de natación. La repentina partida de la rubia caótica ocasionó la tragedia y Claire quedó en el abandono.
A la luz del pasado se respiran los rencores y el reencuentro se matiza de enfrentamientos, reclamos, arrepentimientos y compasión. Con el huracán de Beátrice se anuncian vientos de cambio para Claire: una relación amorosa en puerta con un camionero de carácter apacible, Paul (Olivier Gourmet) y el anuncio de su hijo Simon (Quintín Colmaine), de convertirla en abuela en un futuro cercano.
Beátrice va conquistando espacio en el día a día de Claire, ahora vive en su casa, duerme en su cama y juega un papel maternal. En una de las secuencias más entrañables el pasado regresa. Mientras las dos mujeres revisan unas diapositivas sobre el padre de Claire, se abre la puerta y el rostro de Simon toma el lugar del hombre ausente, el mismo que las dos han amado. Es entonces que la vorágine interna de Beátrice se sosiega, se rinde ante el momento y hace las paces con el amor perdido.
El reencuentro atraviesa caminos andados y virajes previsibles, pero el deleite de ver a dos rutilantes figuras del cine francés es un encuentro al que merecemos asistir. Martin Provost, ganador en 2009 del Premio César a la Mejor Película por Séraphine (2008), sobre una pintora que colapsa en la locura reafirma su interés y sensibilidad para contar historias de mujeres. Una mirada a su filmografía: El vientre de Juliette (2003) y Violette (2013) no deja lugar a dudas.
El cine francés es garantía, como es usual en este viaje en la gran pantalla, el Tour apoya el talento de nuestro país y antes de cada una de las 7 películas que conforman la edición 21, se exhibe uno de los 25 cortometrajes realizados por directores mexicanos. Entre ellos, Cerulia (2017) de Sofía Carrillo, un fascinante trabajo de animación cuadro a cuadro en torno a una historia tenebrosa: la de una niña y su amiga imaginaria. Ambas, habitantes de una casa lúgubre que guarda un secreto sepulcral.
El Tour de Cine Francés ha iniciado su recorrido en Cineteca Nacional, Le Cinéma IFAL y FES Acatlán para proseguir en el circuito cultural y en 74 ciudades en la República Mexicana en estados como Aguascalientes, Campeche, Morelos, Durango, Guadalajara y Monterrey. Consulta la programación en www.tourdecinefrances.com
